Gracias por sus latidos de afecto y cariño que alimentan al Alma.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Yuxtaposición ( 2 da. de 3 partes )


Tía ¿no vio un dinero, en este cajón?
¿Cual cajón?
Este tía.
No, si yo no meto mano a tus cosas.
Tía, ¿no guardó usted, un fajo de billetes?
¿Cuales billetes?
Unos billetes, que dejé aquí ,en éste cajón.
¡Ay, hijita! Búscalos bien. ¿Donde los habrás dejado?.
Si eres igual a tus hermanos, nunca saben lo que hacen, ni donde dejan las cosas.
Para esto, mi tía , siempre confunde a mis hijos, con mis hermanos. Los nombra igual, que como se llaman los tíos.
Si hasta un día, muy seria, me interrogaba.
Señora, señora, ¿quien es usted?
¿Que hace usted, aquí en esta casa?
Con paciencia, la ubico, una y otra vez
¡Tía, tía! soy yo. Tu sobrina consentida. Y aquí vivimos. Y esta, es nuestra casa.
Tu casa, mi casa, aquí vivimos.
A ver, repite. ¡Estoy en mi casa!
¡Estoy con mi familia! mi tía respira, con franco alivio, y dice:
¡ay, hijita! que bueno que me dices eso. Me siento más tranquila.
Mi esposo, al ver que no logro, que mi tía recuerde donde está el dinero, me llama aparte.
¡Amor, no te apures!
Si es una cantidad, nada despreciable. Pero lo que las paredes agarran, las paredes desechan.
Diles a los muchachos, que te ayuden, a buscar esos billetes. Y no te molestes con tu tia. Mas bien, toma conciencia, que debes tener mas atención con ella.
Es mejor, que este descuido, haya recaído en el dinero.
Que al fin y al cabo, el dinero va y viene, Y al final, cuando nos vamos, nada nos llevamos.
Pero que tal si tu tía ¿hubiera hecho algo que pusiera en peligro su vida?
Como dejar las llaves del gas abiertas, tomar medicamentos del botiquín, o beber alguna sustancia toxica, de las que ocupas en la limpieza.
Recuerda, que ella, tu tía, ha sido la abuelita, que Dios les mandó a nuestros hijos.
Pasan los días, y del dinero, nada.
Ya la casa ha sido volteada de cabeza, una y otra vez.
Comento con una amiga, mi desconcierto.
Ella se ofrece a ayudarme.
Viene una mañana, porque dice, como saber que paso, con ese dinero.
Nos encaminamos a la cocina, donde ella asegura, que es el sitio de la casa, donde hay más energía positiva.
Porque es ahí, donde siempre están, presentes, los cuatro elementos básicos; el agua, el fuego, la tierra y el aire.
Nos sentamos frente a la mesa de la cocina.
Pone en la mesa, un vaso de vidrio transparente, con 3\4 de agua.
Me pide que me arranque de la cabeza, un cabello.
Después de todo, yo soy la interesada.
Mi amiga, se quita una argollita de oro, que siempre trae en el dedo anular, de su mano izquierda
Pasa el cabello, por el centro de la argollita, y la sostiene con el cabello, como péndulo, con los dedos pulgar e índice.
Me muestra, como colocando el brazo, apoyado el codo en la mesa, sin tocar el vaso, se debe introducir, aquel péndulo, en el centro del vaso de agua.
La argollita no debe tocar el líquido, solo debe, quedar a unos milímetros de distancia del agua.
Se debe de esperar un poco, a que este completamente inmóvil el péndulo. Nada, de que me tiembla la mano.
Posteriormente, se debe uno de dirigir hacia el anillito, amablemente, como en confianza.
Anillito, anillito, quiero que me contestes esta pregunta…
Si la respuesta es negativa, seguirá inmóvil el anillo.
Si es positiva, empezara a moverse, suavemente, de un lado a otro, de manera horizontal.
Se sigue insistiendo, con la misma pregunta.
Y el anillo se moverá, de manera tan violenta, que tomara un movimiento, entre circular y francamente errático. Que en momentos, chocara, contra las paredes del vaso. Y parecerá, por el sonido, que va a romperlo.
Esa es su manera, de respondernos, de manera categóricamente afirmativa.
Después de explicarme mi amiga, lo que puedo esperar del anillo, empieza con las preguntas que me interesan
Anillito, anillito, ¿está el dinero en la casa?
Nula respuesta.
Anillito, anillito, ¿alguien se lo robó?
Ni un movimiento del anillito.
¿Anillito, anillito, alguien lo tiene?
Y el anillo, no se mueve.
Me decepciona la inmovilidad del anillo.
Mi amiga le da las gracias al anillo, y suavemente, lo saca del vaso.
Me explica, que solo cuatro o cinco preguntas se le deben hacer al anillo, porque se cansa.
Y así, no podrá responder, de manera veraz.
Pensamos que no contestó porque, quizá, era yo quien tenía que interrogarlo, o que no hicimos las preguntas de manera adecuada.
Nos quedamos un rato, en silencio, mi amiga y yo. Esperando a que el anillo descansara.
En eso, llega mi hija del CBETIS.
Nos saluda de forma efusiva, y al vernos pensativas, desea saber la razón.
Mamá, ¿y ese vaso?, ¿Y porque tiene ese anillo un cabello?
Le contamos nuestro fracaso, en materia de adivinas.
Se ríe, y nos dice:
¿Pero como quieren saber la verdad utilizando métodos tan arcaicos?
Mira hija, por mí, que sean del año de la cachetada, que mas me dá; con que yo descubra que pasó.
No es posible que las cosas desaparezcan así como así. Sin dejar rastro.
Y mi hija me propone:
¿Y si lo hacemos de un modo mas moderno? utilizando la computadora, por ejemplo.
A ver hija, explícame eso.
Mira mamá:
Ponemos la computadora en tu cuarto. Enfocamos el lente de su cámara, a la cómoda, donde tenías el dinero guardado, de modo que no se vea solo ese punto, sino parte de lo que esta alrededor.
Nuestra computadora mandará la señal a otra computadora, por medio del Messenger.
Puedo ir a un cibercafe, donde estaré observando todo lo que pase en tu cuarto.
Tú no debes estar cerca, para que mi abuelita se sienta libre de actuar.
Pones un fajo de billetes que le recuerden a mi abuelita los que están perdidos, y haber que pasa.
Ya sea que nos diga en donde están, o que trate de guardar este nuevo fajo de billetes en el mismo sitio donde están los demás.
Espera para este sábado, que no tengo clases.
Cuándo yo vea que mi abuelita toma el fajo de billetes te hablo por mi celular, y te voy diciendo todo lo que hace.
¿Qué te parece mi plan?
-¡Imposible! -contesto- Yo no tengo tanto dinero para hacer esa recreación; ni que lloviera dinero, o se diera en macetas.
-¡ Ay mamá ! Solo ponle unos cuantos billetes de baja denominación y los demás, los simulas con recortes de periódicos.
Al fin, que con la liga que se les pone para sujetarlos, mi abuelita no se dará cuenta.
¿Qué dices?
Anímela doña Tere, para que salga de dudas mi mamá.
-Bueno hijita, aunque no estoy muy convencida.
Después de todo, nada pierdo con intentarlo.
Llega el sábado.
Coloco el bultito de papeles camuflageados con unos billetitos encima.
Yo me salgo a barrer las hojas del corredor y regar las plantas.
En pocas palabras, a darle espacio, darle chance, a que mi tía, vuelva a hacer la acción del otro día.
Suena el celular. Es mi hija.
Dime hija.
¡Mamá, ya agarró el paquetito!
¿Y?
Esta caminando hacia la sala.
¿Y?
Espera, no veo muy bien. Se está alejando...

3 comentarios:

  1. Maruchi la historia va estupenda, ya ves los jovenes como piensan y las nuevas tecnologias lo que ayudan.
    La enfermedad de la tía requiere mucha paciencia y cariño, es una lástima.

    Hasta la próxima entrega, me encanta tu forma de narrar.
    Un abrazo.

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  2. Perfecto!!!

    Esa es una magnífica estrategia, bien por tu hija.

    No te creas yo también le apostaría a la del anillo, mmm con alguna variante, pero creo que un poco de duendes y magia funciona también, bueno eso creo, no sé tú...

    Sigo atenta el desenlace y tú tranquila, todo saldrá muy bien, espero...

    Un abrazo y feliz semana!

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  3. Gracias por sus comentarios a este relato.
    Me gustaría saber si esto del anillito para adivinar, es algo regional;una amiga mía,señora cerca de los 80 años y que era de Río Verde,San Luis Potosí; pues ella creía en eso del anillito, y a veces le daba resultado.(creo que siempre).
    A lo mejor es algo como psicológico.Tú mismo te das la respuesta que crees más exacta.
    También puede ser respuesta del metal (oro) al agua.El girar o no .Es algo raro.Por qué a veces gira y a veces no.
    Pues yo pienso,desde cuándo está ésta creencia en algunos lugares de nuestro país,y si es propio sólo de nuestro país, o si llegó con los españoles.
    Mi amiga no sabía leer ni escribir,así que de seguro de alguien lo aprendió.Ella tiene 9 años que murió.Sabía muchas cosas, conocimientos heredados por sus mayores.
    Y tomé ese conocimiento del anillito para ponerle un poquito de pimienta al relato.
    Mañana pondré el final.
    Muchas gracias por sus palabras.

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