Gracias por sus latidos de afecto y cariño que alimentan al Alma.

martes, 27 de octubre de 2009

Abuela ( 3 ra. y final )


( foto de mi abuelita Luz Orozco León Vda. de Mayorga )
Mi abuela, me leía los cuentos, conmigo sentada en sus rodillas, señalándome con un dedo, los dibujos.Cuando por primera vez, iba a depositar, una historieta en mis manos.Me explicaba, paso a paso, en que consistía la trama.Al terminar, se iba a su quehacer cotidiano; y me dejaba en libertad, de hacer lo que quisiera con las revistas o cuentos.


Tomando en cuenta, que yo aun no sabia leer, podría doblarlos, recortarlos, rayarlos, pintarlos, o solo mirarlos.Tenía libertad absoluta, sobre el destino de esas revistas.Yo hojeaba y hojeaba, mirando los dibujos, tratando de recordar, lo que me había explicado mi abuelita.


Pero para mí, todos esos dibujos, repasados hasta el cansancio, me era posible verlos, en una especie de tercera dimensión.Cada personaje, de cada cuadrito adquirían vida, hablaban, se movían, y yo platicaba con ellos.Cada que volvía a hojearlos, actuaban diferente, así como sus platicas y en conclusión, sus desenlaces, también, eran de lo mas inesperados.


Hubo veces, como en el cuento de la mano gigante, que me metí a las páginas, y corrí, huyendo de la mano, junto con los demás personajes, de ese drama.Es decir, que yo entraba y salía, de los cuentos y revistas, por mi voluntad.Para mí, eran tan reales, como lo que vivía con mi abuelita.Podía estar sentada, con una revista abrazada contra mi pecho, riendo a más no poder, por todas las aventuras, que había experimentado.


Mi abuelita, era mi confidente.Ella lavando y preguntándome, ¿y que paso, hijita?¿Y que hiciste tu?Ella guisando, me llamaba, y pedía que le narrara, como se estaban portando, en tal o cual revista, sus protagonistas.Y agregaba de su cosecha, un fíjate que hace mucho, paso un caso muy parecido. Te lo voy a contar. Escucha bien, pon atención.


Llegó el tiempo de ir a la escuela.Me inscriben.La maestra, nos pone a hacer planas y planas de bolitas, palitos, remolinitos, pinitos…Luego, nos hacen dibujar, una bolita roja, con un palito verde, y debajo ponerle las palabras, la manzana es roja.O dibujábamos, un círculo amarillo, con palitos alrededor, y escribir debajo… el sol es amarillo.¡Que aburrido!Y de pilón, dejaban planas de ese trabajo, como tarea.
Por fin, llegaron las vacaciones.Le pido a la abuela, que me entregue mis revistas, cuentos e historietas.Las había guardado con llave, para que no me distrajera, y así, pusiera todo mi empeño, en la escuela.Llevo una pila de mi colección de impresos a mi cuarto.Brinco, sobre la cama de gusto; luego un par de marometas para festejar y me dispongo a disfrutar de lo que realmente, me encanta.


Abro una revista y otra.Abro un cuento y otro.¿Y que veo?Solo dibujos inmóviles, mudos.Planos, como calcamonias.Voy con la abuela. Hay en mi boca un sabor amargo, de desencanto.


Le pregunto, porque ya no puedo verlos moverse, ni los escucho.¿Que paso?Se acerca la abuela a mí, me carga.Se sienta en su sillón favorito, acomodándome en su regazo.


Me mece un rato, como cuando se consuela a un niño que ha perdido, algo muy querido.Y me dijo, lo siguiente, en un tono bajito:-Es que ya aprendiste, a leer.Cuando nacemos, sabemos muchas cosas hermosas; y a medida que crecemos, las olvidamos.Y en su lugar, adquirimos conocimientos, que nos envuelven, y endurecen el alma.Gracias a esos conocimientos, nos defendemos, en esta vida, unos de otros.
Sino, seriamos rebasados, por lo que nos rodea.

Pero no te apures, llegaras a una edad, en que podrás de nuevo maravillarte, por las cosas sencillas, que son en realidad, maravillas, de la creación de Dios.
Estirando la mano, toma un cuaderno, y un lápiz, que yo había dejado, sobre una mesita.Lo abre, busca una hoja limpia, y dibuja, calmadamente, un círculo, y me pide que observe bien.Después, me pide que yo lo haga, mientras, me explica su significado.
Mira, mi niña, así se tocan, los dos extremos, la niñez y la vejez.
Son las edades, en que se comprende mejor el mundo, al principio, y al final de la vida.

viernes, 23 de octubre de 2009

Abuela ( 2 da. parte )



La abuela se mortificaba cada vez más, con mis vagabundeos.


Se dio cuenta, que de nada servia, buscarme una y otra vez, entre los árboles, y levantarme de un tirón del suelo, cada que me encontraba en actitud contemplativa.Ni el regañarme o gritarme le funcionaba.


Solo conseguía hacerme llorar, por un rato; y en un descuido suyo, me volvía a perder de su vista.


Yo no tenia conciencia de ese “perderme”, si nunca, me pasaba de los limites de la cerca, de donde vivíamos.


Encontró la solución, regalándome unas historietas y cuentos, de color sepia el fondo, con letras y dibujos negros.


Al notar, que me entretenían, me compró muchas más, que hasta una colección, llegué a formar.


Recuerdo con agrado esas revistas, y hay un par, que vienen a mi memoria en forma nítida.Una, era de una mano gigante, que andaba por el mundo, provocando miedo a todos, porque no sabían cuales, eran las intenciones de esa mano.Cabían unas 10 personas debajo de ella, así se veía, en los dibujos: y en la historieta, se resuelve todo, cuando viene un transporte, de forma como plato, y la mano sube a el, por una escalerita, y se va desapareciendo entre las nubes.


La otra historieta, era de alguien, que le pusieron las manos de un maleante; y esas manos, andaban agrediendo, porque aun obedecían a su anterior dueño.


Terminaba la historia, cuando el señor, va y el dice al doctor, que mejor le quite esas manos, porque no las puede controlar.


Bueno, ya explicándoles como eran las historietas o cuentos de mi infancia, ahora les narraré, como me impactaban a mi...( continuará )

sábado, 17 de octubre de 2009

Abuela ( 1 era. parte )



ABUELA

Tendría cuando mucho cinco años de edad. Chicuelina curiosa, que vagaba libremente, por el inmenso patio, de aquella propiedad.
Árboles y mas árboles, de tamarindo, aguacate, limas, mango, coco, papaya, un injerto de toronja con limón, era de gran tamaño el fruto, pero mas acido su sabor.…
También había palomas tuneras, torcacitas, tordos, colibríes, también llamadas chuparrosas, que si agarras una en viernes santo, y la disecas, te asegura un amor…
Eso decía una tía mía, que tuvo dos divorcios, que eran la prueba de que si tenia suerte para el matrimonio, solo que no le duraba el gusto.
Infinidad de insectos, como los saltamontes, ciempiés, abejas, cochinillas, campa mochas, que si son comidas por los animales, los envenenan. Las esperanzas, de un verde tierno, que se supone, son los deseos, que se cumplen, si eres la primera persona en verlas. Orugas, conocidas como quemadores, vivían en los almendros, y ¡hay de ti!, si te caí una encima.
Luciérnagas, vistas solo por cortas temporadas.
Las mariposas de variados tamaños y colores, cuyo vuelo, es sigzagueante, y con retrocesos a menudo; nunca sabes de seguro, donde se posaran, puede ser, en los troncos de los árboles, sobre hojarasca, piedras, flores.
Así, que al tratar de atraparlas, me llevaba horas y horas. Pero valía la pena.
Gozaba al sentir sus alitas, suaves como seda, aprisionadas entre mis dedos.
Observaba sus ojos vidriosos, sus antenas y sus patitas, que me raspaban al aferrase a mi piel. Al soltarlas, volaban lejos, tan lejos de mí, que anhelaba también tener alas, como ellas, para conocer otros lugares.
La abuela, decía que el polvito de las alas de mariposa, al caer sobre tu cabello, provoca que se te caiga a puños, hasta dejarte pelona, por maldadosa.
Al fondo del solar, había platanales.
Por las mañanas, después del sereno de la madrugada, sobre sus hojas largas, se veían infinidad de gotitas de agua, que cual lagrimas, caían, una a una, regando el tamo del suelo, que capa sobre capa, protegía y humedecía , las raíces del platanal.
Me metía entre un grupo de plantas y otro grupo, me recargaba sobre los tallos inclinados, para sentir sobre mi espalda su frescura.
No me importaba, manchar mi ropa, de tonos cafés-rojizos. Siempre, en esas plantas de plátano, había muchos tipos de arañas. Sus telarañas, tenían diferentes formas, pero su finalidad era la misma. Que cayeran los insectos.
Cuando vibraban, los hilos de esas trampas, eran como llamadas de alerta.
Y la dueña de la trampa afortunada, bajaba de la planta de plátano, deslizándose por un hilo.
Inmovilizaba, a los desesperados, que entre más forcejeaban, mas se enredaban, para después deglutirlos.
Quise poner remedio, a esas muertes alevosas.
Por días, me dedique a destruir telarañas.
Pero invariablemente, eran repuestas, en el mismo lugar, del mismo tamaño, y en la misma forma.
Y las victimas, seguían cayendo.
Me quejé con la abuela, de mi defensa inútil.
Ella me contestó, que el que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe, y no se puede ayudar, al que no quiere que se le ayude.
Y me hizo pensar, que si seguía con ese plan, una araña venenosa, como las negras, de patas finitas, y con un puntito rojo en la panza, me podría picar.
No porque fueran malas, sino solo, porque estarían defendiendo su modo de vida. Porque el que mete paz, saca más.


Cambie mi área de juegos.
Del platanal, a la sombra de árboles de aguacate, guayabo, toronja, cedro, mandarina…
Con frecuencia, me acostaba sobre la tierra, que crujía bajo mi cuerpo, por las hojas, que formaban un mullido colchón.
Pasaba los ratos, escuchando el sonido del viento, cuando al pasar, entre las ramas, dejaba un mensaje de sitios lejanos.
A veces el viento, traía las patitas mojadas, y un olor a humedad.
Era cuando anunciaba, que pronto, iba a llover.
Las hormigas, se ponían frenéticas, en sus acarreos de hojitas, y restos de insectos a sus nidos.
En ese mundo vivía, me movía.
Encontraba quien era yo.
Una más, con la naturaleza.
Sin pasado, ni futuro.
Solo existiendo.
Pero, todo tiene un hasta aquí...(continuará)

( La foto para ilustrar esta narración es de doña Silveria Pérez González,cargando a mi hijo, ella tiene 9 años que falleció, a los 77 años de edad, pero vive en los corazones de nuestra familia, porque fué una abuelita muy cariñosa para nuestro hijo, lo llenó de ternuras, fué como una madre para mi esposo y para mí,nos daba consejos, la conocimos como vecina hace 30 años , y fuimos grandes amistades por 21 años; personas así no se olvidan, y de seguro en El Más Allá, están en un sitio privilegiado, apartándonos un lugarcito).

martes, 13 de octubre de 2009

Mi hijo cumple 18 años este jueves Gracias a Dios.



HIJO MIO, MI UNICO HIJO

Me enseñaron de niña,
a creer en Dios.


Sabía, de su existencia,
por todo lo que me rodeaba.


Sentía, que existía,
por las personas,
que me amaban.



Pero, cuando mi hijo nació,
y lo tuve por primera vez,
en mis brazos,
mi Alma vió,
resplandecer el Rostro de Dios,
y entonces,
mi Eterno Padre,
me sonrió.






miércoles, 7 de octubre de 2009

Protección



PROTECCION

Tiene 82 años, y después de tres caídas, confinada a una silla de ruedas quedó.
No se da tan fácilmente, sola de su cama, se pasa a la silla.
Ya aprendió a cambiarse de pañal, y siempre muy limpia, la encuentro.
Cuando, por unos minutos, en esos ratos perdidos, por otras personas, yo los aprovecho, y disfruto de su compañía.
Me es tan agradable llegar, abrir su reja, cruzar el jardincito, llamar para que sepa que soy yo; jalar la puerta mosquitera y empujar la puerta de fierro.
Nada en su casa tiene llave, el paso del tiempo, ha hecho que sus cosas, para la mayoría de las personas, ya no tengan valor.
Así, que no hay peligro, de que un malandrín, intente robar algo.
En ocasiones, la encuentro todavía en su cama, otras, en su cocinita o en su salita, tomando sus medicinas.
Se que se alegra con mis visitas.
Llegando la abrazo, y en su mejilla, surcada de arrugas, deposito un beso.
Respeto tanto sus canas, que son un reflejo, del tiempo sobrevivido, que solo así, puedo demostrar, mi afecto y admiración.
Le pregunto como ha estado, que ha hecho, porque aunque una persona este obligada, por la salud y la edad, a vivir mas lentamente las horas, aun es mucho, lo que puede realizar.
Y es un gran logro, pasar de un día a otro, en que las capacidades van disminuyendo, y el anciano, toma conciencia de eso.
Y tiene que resignarse, porque es la ley de la vida, el retroceder cada día mas.
Le gusta que le cuente lo que he hecho, aun lo mas trivial.
Porque, en su mundo, sujeta a los limites, de sus energías, para mover la silla de ruedas, y las escasas visitas; ese escuchar lo que una persona mas joven realiza, le hace recordar, tantas y tantas cosas llevadas a cabo por ella.
Y como recordar es vivir, entonces empieza ella, a relatarme, como fue su infancia, lo que de joven realizó, y su desempeño, como madre y abuela, en la actualidad.
Una vez me comentó, que cuando recuerda todo eso, y me lo relata, aunque tuviera, ya algunos días, que andaba con un sentimiento, de melancolía, de desaliento; al ir platicando, se va llenando su corazón, de tanta dulzura, que la tristeza, sale huyendo por la ventana, donde muere, al tocar los pétalos de sus rosales.
Al escuchar sus narraciones, me traslado a 80 años atrás, y recorro con ella, sus vivencias, y siento, que algo en mi, queda de ella.
Ya no es la viejecita en silla de ruedas, en mi imaginación, ahora es la niña curiosa, la estudiante ilusionada, la joven enamorada, la mujer en espera del nacimiento de su hijo, y luego, la forjadora de su hogar.
Comparto sus temores, de cómo en sus sueños, cree ver avisos, que no logra descifrar.
De que despierta, cree mirar sombras, que la desconciertan, y alarman.
Su mente, teme a “La Cosa Mala”.
Yo trato de tranquilizarla, le aseguro, que Dios, que tiene a su servicio, todo lo que existe, mando un par de ángeles, que la acompañen.
Porque a una persona tan buena, que tanto se encomienda al Altísimo, no puede ser tocada por la maldad de este mundo, ni del otro.

Gata Coqueta

Estoy muy feliz de contar con la amistad de La Gata Coqueta.
Su ciberespacio-casahogar es muy acogedor, está lleno de ternuras,cariñitos.
Aquí les dejo el camino de como llegar a él:
http://lagatacoqueta.blogspot.com/

Gracias Gata Coqueta por tu regalo, el mundo ciber no es el mismo sin tus maullidos.

lunes, 5 de octubre de 2009

Admiración



ADMIRACION

Cuando llegó el tiempo exacto,
y pudo encontrar
lo tan anhelado,
se dio cuenta que en múltiples formas,
siempre a su lado
había estado.

Portada del libro "Más allá"

Portada del libro "Más allá"
Camino de Amor Infinito

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