MADRINA.
Estas calles de Tampico, que recorro con gusto a pie, para poder disfrutar y percibir mejor sus sonidos, sus aromas.
Y ese “algo”, que solo este puerto tiene.
Por donde vayas, la pipiolada ruidosa, ayuda a sus padres, en los quehaceres del diario.
Las casas, con puertas y ventanas abiertas, transpiran por lo regular, un aire de bullicio y bonanza.
Porque en esta ciudad, hasta los pedigüeños, se dan el lujo de escoger, cuales son los días, en que prefieren pedir limosna, y por cuantas horas.
Siempre hay un torrente continuo de transeúntes, y más de alguno, los socorrerá.
Con educación, modositos, se dirigen a ti, con un “ándele, señito, una caridad. Que Dios la bendiga”.
Les des o no les des una moneda.
Y voltean la mano al siguiente peatón. Corre aquí, tanto el dinero, que siempre un plato con comida, en su mesa habrá.
Gracias a Dios, por esta ciudad tan noble, que no distingue, situación económica ni social, para favorecer a todos por igual.
Ya depende de cada ciudadano, si lo sabe aprovechar; estudiando, trabajando, ahorrando, o invirtiendo.
Estas calles de Tampico, que recorro con gusto a pie, para poder disfrutar y percibir mejor sus sonidos, sus aromas.
Y ese “algo”, que solo este puerto tiene.
Por donde vayas, la pipiolada ruidosa, ayuda a sus padres, en los quehaceres del diario.
Las casas, con puertas y ventanas abiertas, transpiran por lo regular, un aire de bullicio y bonanza.
Porque en esta ciudad, hasta los pedigüeños, se dan el lujo de escoger, cuales son los días, en que prefieren pedir limosna, y por cuantas horas.
Siempre hay un torrente continuo de transeúntes, y más de alguno, los socorrerá.
Con educación, modositos, se dirigen a ti, con un “ándele, señito, una caridad. Que Dios la bendiga”.
Les des o no les des una moneda.
Y voltean la mano al siguiente peatón. Corre aquí, tanto el dinero, que siempre un plato con comida, en su mesa habrá.
Gracias a Dios, por esta ciudad tan noble, que no distingue, situación económica ni social, para favorecer a todos por igual.
Ya depende de cada ciudadano, si lo sabe aprovechar; estudiando, trabajando, ahorrando, o invirtiendo.
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