En el montón de cosas que fluían y fluían, que pasaban y pasaban, apareció flotando un becerrito muerto.
Y la vaca, como su crió, lo reconoció.
Con su hocico, lo empezó a jalar para llevarlo a la orilla.
Entonces, el anciano con espanto recordó, que el tenia, algo muy importante que realizar, y que por acumular objetos, el tiempo se le acababa ya.
Empezó a la vaca a gritar:
¡Espera, espera!
Y la vaca, como su crió, lo reconoció.
Con su hocico, lo empezó a jalar para llevarlo a la orilla.
Entonces, el anciano con espanto recordó, que el tenia, algo muy importante que realizar, y que por acumular objetos, el tiempo se le acababa ya.
Empezó a la vaca a gritar:
¡Espera, espera!
Ayúdame, sólo un poco mas. No es posible, que ya no tenga oportunidad.
Pero para el rumiante su cría, era lo más importante, y siguió alejándose.
Y el anciano siguió gritando, suplicando, implorando piedad.
Yo con mis padrinos, veía sorprendida la escena.
En un instante sentí, que el anciano era yo.
Que yo, sentía esa ansiedad, de haber perdido el tiempo, algo muy valioso, y que me causaba angustia, el no poderlo recuperar.
Yo me vi como el anciano.
Y a la vez, sabía que existía como mujer, en la orilla, con mis dos padrinos.
Pero para el rumiante su cría, era lo más importante, y siguió alejándose.
Y el anciano siguió gritando, suplicando, implorando piedad.
Yo con mis padrinos, veía sorprendida la escena.
En un instante sentí, que el anciano era yo.
Que yo, sentía esa ansiedad, de haber perdido el tiempo, algo muy valioso, y que me causaba angustia, el no poderlo recuperar.
Yo me vi como el anciano.
Y a la vez, sabía que existía como mujer, en la orilla, con mis dos padrinos.
Ahí, reconocí, que el anciano y yo, éramos uno mismo.
Aquella noche, ésa fue mi lección.
Volví a casa, y una lista elaboré.
No desear mas nada en la vida, por ser eso causa del dolor.
Cada día regalar, o tirar algo que me perteneciera; porque los objetos, me quitaban el tiempo, y son sólo una carga, si ya de por si, vamos muy pesados con solo nuestros sentimientos y pensamientos.
Y me dediqué a estar pidiendo mentalmente, al Poder Infinito, minuto tras minuto, que me quitara todo aquello, que me alejara, de la Gran Verdad.
En los días siguientes, me deshice de televisores,
estereo, microondas, discman, mp3, ipod, compu,USB, Laptop, adornos, libros, y tantas cosas más, y dichosa me sentía.
Felicitándome satisfecha, de haber aprendido la lección.
Una noche, aparecieron mis padrinos.
Moviendo la cabeza, y con gesto adusto, me hicieron ver, que nuevamente estaba en un error.
Que estaba faltando al primer precepto, que es no desear nada.
Y yo, no solo lo deseaba, sino que lo estaba exigiendo.
Que si seguía pidiendo, que se me quitara todo lo superfluo, todo lo que empaña mi esencia, me quedaría sin casa, familia, y sin este cuerpo, que es también algo ilusorio.
También, me explicaron, que algo peor, que un ignorante, es un ignorante que cree saber.
Y ya tengo años, esperando por las noches, que mis padrinos vuelvan, a señalarme cual es el sendero que lleva al conocimiento.
Creo, que los he defraudado.
Aquella noche, ésa fue mi lección.
Volví a casa, y una lista elaboré.
No desear mas nada en la vida, por ser eso causa del dolor.
Cada día regalar, o tirar algo que me perteneciera; porque los objetos, me quitaban el tiempo, y son sólo una carga, si ya de por si, vamos muy pesados con solo nuestros sentimientos y pensamientos.
Y me dediqué a estar pidiendo mentalmente, al Poder Infinito, minuto tras minuto, que me quitara todo aquello, que me alejara, de la Gran Verdad.
En los días siguientes, me deshice de televisores,
estereo, microondas, discman, mp3, ipod, compu,USB, Laptop, adornos, libros, y tantas cosas más, y dichosa me sentía.
Felicitándome satisfecha, de haber aprendido la lección.
Una noche, aparecieron mis padrinos.
Moviendo la cabeza, y con gesto adusto, me hicieron ver, que nuevamente estaba en un error.
Que estaba faltando al primer precepto, que es no desear nada.
Y yo, no solo lo deseaba, sino que lo estaba exigiendo.
Que si seguía pidiendo, que se me quitara todo lo superfluo, todo lo que empaña mi esencia, me quedaría sin casa, familia, y sin este cuerpo, que es también algo ilusorio.
También, me explicaron, que algo peor, que un ignorante, es un ignorante que cree saber.
Y ya tengo años, esperando por las noches, que mis padrinos vuelvan, a señalarme cual es el sendero que lleva al conocimiento.
Creo, que los he defraudado.
Me gustan tus escritos siempre me hacen pensar y reflexionar.
ResponderEliminarUn Beso amiga y muy buen fin de semana.
Emy los cuentos es lo que tienen,son muy dúctiles, es algo relajante el poder caminar tranquilamente junto a un relato.
ResponderEliminarCuando redacto las semblanzas, que son narradas por quienes las vivieron de alguna comunidad,ahí sí me tengo que atener única y exclusivamente a lo que la persona contó.
Pero es en las entrevistas,con personas de edad avanzada,cuando aprendo mucho.
Recibe un beso.
Emy amigas por siempre.
Sólo he pasado para decirte que tengo algo para tí en mi blog...
ResponderEliminarUn beso!
Canto en Flor,muchas gracias maestra por su visita,y voy volando por el premio.
ResponderEliminarGracias mil.