MAESTRO
Formada. En el patio de la escuela, al inicio del ciclo escolar; espero con curiosidad, quien será mi maestro, y quienes, mis compañeros de salón.
Se, que será, uno de los profesores mas estrictos.
Mi padre, se encargará, de eso.
Si hay tres o cuatro grupos, de sexto grado, el escogerá, al del maestro, mas severo.
Y sacándome del grupo, que por lista, me toque, me pasará, a la fila, del grupo, que el deseé.
Siempre lo ha hecho así.
Desde el primer grado de primaria.
Los maestros, no lo comprenden, pero lo dejan ser.
Saben, que abandonado por la esposa, con la responsabilidad de una hija, no tiene un carácter, muy dulce que digamos.
Además, gusta de las armas y los tragos.
Un cóctel, algo difícil de digerir.
Mi padre es alto, moreno, de complexión robusta. Su voz es potente. Tiene un andar recio.
Yo salí, parecida en el físico, a mi madre.
Papá me dice, ni modo hijita, ponte a estudiar.
Porque en la repartición de belleza, llegaste tarde.
Y como ya lo sabía.
Me toca el maestro más terrible, el próximo a jubilarse. El que ya está curtido, de reportes y llamadas de atención.
El que pega en las manos, con la regla, sino haces bien la tarea.
El que pasa, por los pasillos del salón, pegando con el metro, en los hombros, si no te sientas bien.
Después de meses, voy apreciando, lo mas rescatable de ese mentor.
Al final de la clase, cuando toca el timbre la salida, del turno vespertino, y todos los demás alumnos de la escuela, salen gritando de gusto, nuestro maestro, se pone a leernos, la Iliada y la Odisea, las Diecinueve tragedias, de Euripides, la Teogonía, de Hesiodo, y muchos mas clásicos.
Nos deleitaba con sus explicaciones.
Nos dejaba ir a casa, hasta que, ya no era posible leer, con la simple luz del sol.
Los primeros días, de ese año escolar, algunos padres, pasaron al interior de la escuela, preocupados por la tardanza de sus hijos.
Se asomaban, por aquellos resquicios, que previamente, nosotros alumnos, habíamos creado, raspando, la pintura verde oscuro que cubría
los cristales de las ventanas del salón.
Gran error.
El maestro detenía la clase, se dirigía a la puerta de metal del salón, y destrabando su gran pasador, con un rechinido herrumbroso, la abría.
Asomaba su cabeza canosa, se acomodaba mejor sus lentes, y señalando a alguno de esos padres, le decía...
Catacumba de la memoria
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Que la catacumba de la memoria
Sea el verso indemne
De mi silencio
Y el llanto ausente
De mi poesía
Ya no tengo más que decir
Ya no t...
Hace 11 horas
Todo ha cambiado mucho y ese cambio se refleja en la vida escolar.
ResponderEliminarAfortunadamente en unos caso ha sido para mejor, en otros ha afectado en las relaciones y el rendimiento de forma negativa por la pérdida de valores.
Bueno, ya veremos como le va a la protagonista de tu historia.
Abrazos.
Aire de Alhena :
ResponderEliminarCada profesor lleva en sì su carga profesional,emocional,religiosa, en fìn, que siempre seràn los alumnos quienes podràn evaluar su desempeño; y lo haràn hasta que ellos tambièn sean adultos, que es cuando ya tendràn las herramientas para saber lo que convenìa y lo que no.
Puede un maestro un año escolar ser excelente, y al siguiente año, dejar mucho que desear.
Como dicen, somos nosotros y nuestras circunstancias; puede un grupo ser ejemplar,alumnos rsponsables,padres muy al pendiente de sus hijos,pero tambien hay grupos conflictivos,que es cuando los maestros en ocasiones...lloran.
Bueno, este mi relato-ficciòn espero te agrade y les guste.
Gracias por su atenciòn.
Me has dejado en suspenso...
ResponderEliminarEsas actitudes de los maestros habían que entenderlas; pues cada ser humano tiene una historia de vida que determina su acción...
Ya veremos qué sucede con el grupo, espero la próxima entrega, buenas noches!