Tiempo después, me inscribieron en la escuela “Leona Vicario”, era para puras mujeres, los turnos eran de mañana y tarde, yo en la mañana.
Era de madera, como una cuartería.
Ya estaba la escuela Isauro Alfaro, de concreto.
En los fines de semana, le ayudaba a mis tíos con sus puestesitos, ya que tenían 3, dos frente a un cine, y uno en casa.
En esos puestesitos, se vendían cigarros de distintas marcas, como Montecarlo Extras, Montecarlo del # 20, que eran más económicos, y los cigarros de hoja.
También vendíamos chocolates, chicles, nueces, cacahuates, semillas, dulces y frutas.
Mis tíos, si había buenas ventas, me recompensaban con unas monedas.
En la escuela, yo era muy nombrada, porque entre las hojas de mis libros, llevaba moneditas de 10 y 20 centavos de plata, con los que invitaba a mis amigas, rebanadas de coco y de sandia.
Pero en tercer año, de primaria, me fastidio la escuela.
Ya no quise asistir.
Mis tíos me animaban, a terminar la primaria, pero yo ya había descubierto el valor del dinero.
Y francamente, era casi todo el día, lo que tenía que estudiar. Y de ahí, no salían moneditas de plata.
Me dediqué a atender de lleno, los puestos de mi tío, como los 2 que estaban cerca del cine Juárez, que estaba ubicado frente a la Cruz Roja.
También había otro cine, “El Obrero”, que estaba cerca de la escuela Isauro Alfaro, por la Obregón.
También, empecé a ayudar a mis vecinas, en los mandados, y recibía buenas propinas.
De ahí, que mis tíos, me llamaban afectuosamente, como la “buscavidas”.
Era de madera, como una cuartería.
Ya estaba la escuela Isauro Alfaro, de concreto.
En los fines de semana, le ayudaba a mis tíos con sus puestesitos, ya que tenían 3, dos frente a un cine, y uno en casa.
En esos puestesitos, se vendían cigarros de distintas marcas, como Montecarlo Extras, Montecarlo del # 20, que eran más económicos, y los cigarros de hoja.
También vendíamos chocolates, chicles, nueces, cacahuates, semillas, dulces y frutas.
Mis tíos, si había buenas ventas, me recompensaban con unas monedas.
En la escuela, yo era muy nombrada, porque entre las hojas de mis libros, llevaba moneditas de 10 y 20 centavos de plata, con los que invitaba a mis amigas, rebanadas de coco y de sandia.
Pero en tercer año, de primaria, me fastidio la escuela.
Ya no quise asistir.
Mis tíos me animaban, a terminar la primaria, pero yo ya había descubierto el valor del dinero.
Y francamente, era casi todo el día, lo que tenía que estudiar. Y de ahí, no salían moneditas de plata.
Me dediqué a atender de lleno, los puestos de mi tío, como los 2 que estaban cerca del cine Juárez, que estaba ubicado frente a la Cruz Roja.
También había otro cine, “El Obrero”, que estaba cerca de la escuela Isauro Alfaro, por la Obregón.
También, empecé a ayudar a mis vecinas, en los mandados, y recibía buenas propinas.
De ahí, que mis tíos, me llamaban afectuosamente, como la “buscavidas”.
No me he perdido esta historia, me gusta mucho tu estilo para escribir.
ResponderEliminar¡Te dejo un saludo afectuoso y espero la siguiente parte de la historia!
MARUCHINA, CREO QUE AUN SIGUES BUSCANDO LA VIDA PARA AYUDAR AL QUE SEA. QUE HICISTE CON LA ESCUELA, SEGUISTE?, CREO QUE TU ABUELITA TE DEBE HABER IDO A BUSCAR...Y A LA ESCUELA DE NUEVO ¡¡¡
ResponderEliminarHERMOSAS HISTORIAS, ESTE BLOG ES EL QUE MAS MEGUSTA.
ABRAZOS AMIGA
siempre nos buscamos la vida de una manera u otra le damos mil vueltas a las cosas y damos con la solucion besitos gaviota
ResponderEliminar!Ay buscavidas, buscaviditas... hay que estudiar, ante todo y por encima de todo, hay que estudiar!, que ya supongo que todos te lo dirian Marucha, pero es que es cierto, una cosa es saber buscarse la vida, (que es bueno y positivo), pero, formarse y estudiar es lo primero, y, no se puede comenzar una escalera en todo lo alto, hay que subirla desde abajo y escalón por escalón... ya llegarás arriba y tiempo habrá para buscarse la vida, pero con conocimiento de causa y con la formación adecuada, así que, a estudiar!!!
ResponderEliminarUn besote la mar de enormeeeeeee
Ah!! me faltaba pasar por aqui, ya he llegado, interesante historia, quien no quiere estudiar, para comer tiene que trabajar.
ResponderEliminarLa busca vidas, parace que sabía buscar, si encontraba moneditas.
Un abrazote grande.
Ambar.